Dales dos cosas,
que aunque sean muy
distintas,
elegirán una ante la
otra;
he aquí el bien y el
mal.
Dales caminos ambiguos,
que aunque no lleguen a
lados,
necesitan luces de
consuelo…
he aquí las estrellas.
Dales luz,
para que cuando no esté
la extrañen,
y con medrosa
melancolía
suspiren otro nombre:
oscuridad.
Dales un solo cordón:
el cordón de plata;
para que no puedan
anudarlo,
y a lo que queda le
digan alma.
Dales tan sólo una
mente…
para que se cuestionen
esto,
pero también memoria
finita…
para que no les moleste
tanto tiempo.
Un poema muy sabio el tuyo. me sorprende y alegra ver lo amplio de tus temáticas y la seriedad de tu trabajo. ¡No pares!
ResponderEliminarGracias por los comentarios... no había tenido mucho tiempo para responder... jaja. Valoro mucho el apoyo, ¡Obvio que seguiré!
ResponderEliminarUn abrazo.