La noche fue.
Sin permiso, sólo fue.
Cuando yo salí de aquel,
suburbio burdel.
Era cliente habitual
Sin permiso, sólo fue.
Cuando yo salí de aquel,
suburbio burdel.
Era cliente habitual
de la misma
musa.
Tantos otros
billetes
con caras
desconocidas,
difícil le
recordarían
cuando la
des-virginicé.
Pero me
amaba.
Como una
oveja ama a otra oveja,
que sólo
saben avanzar
tras el
pastor.
Quise vivir.
Y cuando la
dejé,
esa noche
que sólo fue
la puta
susurró
por última
vez:
“Te doy mis
ojos,
que tanto
amaste.
Te los doy,
¡Tómalos!
Sé que por
ellos volverás.
Soy capaz de
esto y más,
sólo por tener
más agujeros
para que me penetres.”
jaja el final
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